Viajar con un bebé

No debería ser tan difícil, ¿no?
Mi marido y yo siempre hemos sido viajeros, hemos ido a la aventura, sin reservar nada, haciendo largas rutas en coche y parando donde nos apetecía. Cuando nació mi hija, Eire, todo el mundo nos decía: ya se os acabó lo de viajar!!! Y nosotros no parábamos de darle vueltas al tema. Que se acabó... ¿por qué exactamente? Así que nos decidimos a hacer el primer viaje con ella, con diez mesecitos, y nos hemos recorrido Escocia en coche, a la aventura como siempre.
Aunque ya estoy escribiendo el diario de este viaje, quiero resumir unas pautas que hemos seguido para organizarnos.

Lo primero que pensamos fue que, igual que nosotros tenemos que adaptarnos a dormir cada día en una habitación y una cama distinta, ella también tendría que adaptarse a esos cambios. Pero para facilitarle las cosas, le hemos llevado un peluche suyo, y una sabanita que les poníamos todos los días en la cuna antes de dormirla. Así encontraría siempre algo familiar que la tranquilizara.
Teníamos nuestras reservas a llevar una cuna de viaje. Por Dios, es un armatoste tremendo que pesa una tonelada y abulta un montón. Barajamos varias opciones, planteándonos qué podíamos hacer para no tener que llevarla, y se nos ocurrieron varias opciones: saco de dormir, algo hinchable... finalmente, y tras rebuscar por el fascinante mundo de Internet, encontramos varias opciones que nos convencieron bastante.
Una cama hinchable con saco incorparado: http://www.servirioja.com/spa/item/ART00771.html
Un cuco de viaje plegable que ni pesa ni abulta nada:
http://www.bebecor.es/cuco-de-viaje-pop-up.html
Esta cuna plegable y super ligera:
http://www.babybjorn.com/Espana/Productos/Movilidad/Cuna-de-Viaje-Ultraligera-BABYBJORN/

En fin, que vimos que había otras opciones mejores que nuestra ortopédica cuna de viaje que abulta y pesa como si lleváramos a la abuela metida dentro.

Nos acercamos a una tienda cercana a casa y les enseñamos lo que habíamos visto en la red, ellos tenían el cuco de viaje Pop Up de Saro. Lo abrimos, lo estudiamos, y nos gustó la idea. Aunque la niña tiene casi un año, aun cabe bien dentro, plegada ocupa lo que una pizza y pesa menos de un kilo. Al final acertamos, ya que Eire ha dormido ahí sin problema los quince días que duró nuestro viaje.

La segunda cuestión que había que solucionar era el tema de comidas y pañales. Así que echando cuentas decidimos llevar pañales, toallitas, potitos, yogures y todo lo necesario para los tres primeros días, de esa forma tendríamos margen para buscar supermercados donde poder comprar lo necesario para el resto de los días. Y nos fue bien, cada tres días buscábamos un súper y cargábamos. Tema aparte eran la leche y los cereales. No estaba segura de encontrar el tipo de leche que ella toma en el biberón, así que me aseguré de llevar suficiente. Los cereales no me dieron para todos los días, así que cuando vi que solo quedaba para tres días, compré unos de allí y los mezclé con los suyos para que no notara tanto la diferencia. Tampoco hubo ningún problema. Y para no ir muy cargados, llevamos solo un biberón, una cuchara y un babero. Después de usarlo se lavaban y punto.

Finalmente, nos organizamos bien, planeándolo todo con anticipación, y salió de maravilla. Nos ha encantado gritar a los cuatro vientos que pensamos seguir viajando y yendo a la aventura con nuestra niña.

Por que tener un hijo no significa dejar de ser tú mismo, ni que se termine tu vida.

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