Portugal: Elvas, Estoril y Cascais
23 a 27 de Febrero 2023
Joaquin, Eire y Miriam
Aprovechamos la semana blanca y que no Eire no tiene clase viernes y lunes y vamos en coche desde Madrid.
Como no teníamos muy claro a qué hora podríamos salir de Madrid, decidimos coger la primera noche en Elvas, a cuatro horas de viaje, nada más cruzar la frontera con Portugal. Lo cual resultó ser un acierto.
Jueves 23
Al final salimos antes de lo esperado, a la una y media, y tras una parada para echar gasolina llegamos a Elvas antes de las seis de la tarde. Nuestro apartamento está en pleno centro y no se puede aparcar, pero el pueblo es pequeño y no nos cuesta nada llevar el coche a un aparcamiento gratuito en la entrada del pueblo y caminar hasta la casa.
El apartamento nos encanta ( a pesar de las empinadas escaleras por las que hay que trepar para llegar a el). Tiene un pequeño salón con dos habitaciones, baño, cocina completa y una maravillosa azotea con unas vista de 360 grados sobre la ciudad.
Aprovechamos mientras hay luz para pasear por la ciudad y descubrimos que nos encanta: es pequeña, bonita, fácil de caminar por ella y con muchas cosas por ver.
Elvas
Es, sin duda, una joya oculta y desconocida de Portugal. Históricamente era un punto estratégico de conexión y defensa entre España y Portugal, por lo que la ciudad se encuentra fortificada entre capas y capas de murallas y almenas, con forma de estrella, que ocultan callejas y plazas llenas de encanto. La ciudad está además escoltada por dos fortalezas amuralladas que también se pueden visitar, y un magnífico acueducto que aseguraba el suministro de agua a la ciudad a pesar de los largos asedios.
Desde nuestro apartamento subimos por la Torre Fernandina hasta la plaza de la República, donde entramos a la oficina de turismo y nos dicen que la mayoría de los monumentos ya están cerrados y abren por la mañana a las 10, lo cual nos fastidia los planes ya que pensamos salir pronto para Lisboa, así que no podemos visitar ni las fortalezas ni el castillo… otra razón para volver a Elvas.
Vamos por el precioso Largo de Santa Clara y el Pelourinho hacia la parte alta de la ciudad, por estrechas calles pintorescas, hasta el mirador de la Parada do Castelo.
Las vistas de la ciudad y los fuertes son impresionantes y puedes utilizar unos telescopios gratuitos para ver con detalle las fachadas de los fuertes.
Rodeamos el castillo y comenzamos la bajada por uno de los laterales de la ciudad, por la calle dos Quarteis, pasando junto a los edificios de Ateliers de Astesanato y el Mercado Municipal hasta la capilla de Nossa Senhora da Conceiçao y la muralla, con varios miradores, desde los que hay unas preciosas vistas de las distintas capas defensivas de la ciudad y el acueducto.
Continuamos rodeando la muralla y terminamos en la puerta del Guesthouse. Aún es pronto para cenar, y ya tenemos elegido el restaurante, pero nos apetece tomar primero una cerveza, así que vamos a Restaurante.Com (largo da Misericordia 16) una cervecería justo en frente de nuestro alojamiento. El camarero nos había dado unas indicaciones para aparcar y había sido tan agradable que quisimos tomar algo allí para agradecérselo.
¿Sabéis cómo funciona el tema de los aperitivos en Portugal? Pues te sacan un montón de aperitivos con la bebida sin que tú los pidas, y te los cobran.
Nosotros esto ya lo sabíamos, pedimos dos tercios de cerveza y una coca cola y el camarero, tan agradable como antes, nos pregunta si nos apetece un quesito. Le decimos que sí, total así lo probamos. Y nos saca un queso pequeñito con pan, un platito de aceitunas, un trozo de paté como de sardinas con tostaditas y mantequilla. Ya sabemos que nos lo van a cobrar, pero queremos probar. Al final todo nos cuesta 10€, incluida la bebida… lo que nos parece una pasada de barato y que merece totalmente pagarlo.
Ya teníamos decidido cenar en el restaurante Luis Cobra, ya que es de los mejores en las críticas de Tripadvisor, y además lo tenemos a tres metros de nuestro alojamiento.
https://www.tripadvisor.es/Restaurant_Review-g189104-d10395550-Reviews-Restaurante_Luis_Cobra-Elvas_Portalegre_District_Alentejo.html?m=19905
Nos acercamos a leer el menú, que está pegado en la puerta y nos sorprende que son 9€ por persona menú completo (aperitivo, plato principal, postre, bebida y café). El sitio no es bonito, pero el menú tiene buena pinta.
Mientras leemos, sale un señor de dentro, se presenta como Luis Cobra, y se ofrece a explicarnos el menú, los platos, las recetas y además nos ofrece que como somos tres, nos puede hacer un surtido de tres platos principales y así probamos un poco de todo… el tío es un crack. Totalmente conquistados por el encanto de este hombre, entramos a cenar.
Nos sirve una jarra de vino de la casa (impresionantemente bueno), un refresco para la niña y un plato de aceitunas. Luego trae tres fuentes enormes de arroz caldoso con marisco, pollo guisado con tomate y ternera estofada. A continuación una fuente aún más grande de patatas fritas. Todo riquísimo. Terminamos con un surtido de postres (algunos típicos de Elvas que nunca habíamos visto), café y un licor. 27€ los tres y hasta arriba. Totalmente recomendable.
Nos vamos a dormir a nuestra casita, no sin antes subir a la azotea a ver Elvas de noche e iluminado.
Viernes 24
A las siete en pie, queremos ver amanecer desde nuestra azotea.
Recogemos y salimos de Elvas haciendo una breve parada para hacer unas fotos de cerca en el acueducto, que es muy bonito.
Antes de salir de la ciudad paramos a desayunar en una cafeteria en la misma carretera de salida donde tomamos café y tostadas y aprovechamos para comprar unos vinos.
Ponemos camino a Lisboa por la A6, tenemos por delante dos horas de camino. Nos sorprende la cantidad de ciudades bonitas que vamos dejando a un lado y a otro, con fortalezas y castillos elevados… no paramos de repetir que hay que volver a Portugal a ver pueblos.
De camino y sobre la marcha, decidimos cambiar la organización del viaje. Dan lluvia y mal tiempo el sábado y el domingo, pero el viernes está despejado y hace mucho sol, así que decidimos ir primero a Estoril y Cascáis para verlos con sol y después de comer ya ir a nuestro alojamiento en Lisboa (ya que además no podemos entrar al hotel antes de las dos).
Gran Error. Nada más llegar a Estoril cambia el tiempo.
Cruzamos el puente 25 de abril ilusionados y felices, disfrutando de las vistas, y llegamos a Estoril por la A5 a las 11 de la mañana. Aparcamos junto al casino, es zona azul pero no es caro (por lo menos en febrero).
Disfrutamos de las vistas del casino, el jardín que baja hasta la playa y el Forte da Cruz. Cruzamos por un pasadizo hasta la preciosa playa de Tamariz, y antes de poder tocar la arena, un nubarrón negro comienza a descargar un chaparrón con rayos, truenos y de todo… media hora refugiados en el pasadizo…
No para de llover, aunque amaina un poco, pero como todo está empapado, decidimos olvidar la playa y volver al coche. Hasta aquí nuestra visita a Estoril.
Salimos hacia Cascáis de mal humor, sin tener muy claro si vamos a poder ver algo, ya que la nube sigue soltando agua. Pero al llegar nos encontramos con un pueblo precioso y pintoresco con vistas al mar… aparcamos sin problema en la Avenida de la república (zona azul), frente a la ciudadela. Entramos en el patio de la Ciudadela y nos hace gracia el patio interior lleno de esculturas curiosas, así que hacemos unas fotos.
Luego nos vamos a recorrer el pueblo, con las vistas del puerto, las bonitas casas…
Llegamos a la Plaza 5 de Octubre, donde está la oficina de Turismo, y justo llegamos cuando están cerrando, pero el chico amablemente nos dio indicaciones de qué ver y donde buscar para comer, que se nos estaba haciendo tarde. La zona turística está marcada con adoquines amarillos y es fácil de seguir.
Paseamos por el interior de Cascáis, con pintorescas calles decoradas con flores, grafitis y coquetos restaurantes. Nos encanta.
No tenemos muy claro dónde comer (a Joaquín no le gusta comer en sitios turísticos) y damos varias vueltas sin éxito. Finalmente decidimos volver hacia el coche y Justo de camino encontramos un restaurante con una pinta estupenda, O Cantinho da Belinda.
Es un restaurante de pescado con una decoración cuidada y agradable. Nos sentamos en la terraza y pedimos tres bebidas, un par de pescados fritos, un arroz caldoso y un plato de filete ruso con patatas y huevo. Todo buenísimo, por 37,30€. Un acierto de sitio.
De vuelta en el coche, vamos hasta la Boca del Infierno, aparcamos y recorremos el paseo junto a los acantilados. Las vistas son preciosas, el faro da Guía en el extremo y el juego de contraluz, con las nubes de tormenta al fondo del horizonte nos ofrecen unas fotos increíbles.
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